Ladrillo a ladrillo

Llegó el parón temido.
Pablo ha empezado ya con la película y vamos a parar hasta que termine, tengo que ser justo y decir que tenía que haber empezado la película hace un mes, así que este mes en el que hemos avanzado tanto ha sido de regalo.
Con esta primera fase del disco terminada empiezan a entrarme inseguridades. ¿Son buenos los temas? ¿Estamos yendo por el buen camino? ¿Le gustará esto a alguien? En fin... uno cree que con el paso de los años las inseguridades se diluyen... je, je, je... Grabé mi primera maqueta en estudio con mi primer grupo a los diecisiete años, antes habíamos grabado en multipistas caseros, y me hice las mismas preguntas. ¿Son buenos los temas? ¿Estamos yendo por el buen camino? ¿Le gustará esto a alguien? Y no sé cómo llegué entonces a las respuestas que me doy hoy... “Me tiene que gustar a mi”, porque es imposible contestar acertadamente a esas preguntas, nadie sabe las respuestas, que me guste a mi ya es un logro en si mismo, sólo tengo que confiar en encontrar la complicidad de otras personas, porque de eso se trata, de conectar con los demás a través de tus canciones. Si lo logro bien, y si no, pues por lo menos me gusta a mi, ¿No?

Ayer toqué en el Búho Real, un bar del centro de Madrid en el que tenía ganas de tocar, es pequeño pero tiene su encanto, y busqué en el público esa complicidad, esa conexión, es bonito cuando sucede, y ayer creo que la tuvimos, pero como he leído recientemente en un libro “ladrillo a ladrillo, amigo mío, ladrillo a ladrillo”.

Yo no tengo ninguna prisa.